Miradas que matan
Lo cuento del modo tan trivial como sucedió.
Las cosas están bien en la forma que están... Estaba ahí, en la fila de las cuatro cajas abiertas a las cuatro y quince de la tarde, a mi no me importaba pagar el agua de verdad… pero algo me hizo ir… el cajero estaba atorado y yo sin cambio tuve que esperar, te volteaste y ni siquiera te diste cuenta de lo cerca que estuvimos. Te ves muy delgado, yo lo sigo estando. Tu expresión de inocencia no ha cambiado y juro que mi corazón latió muy fuerte en ese momento, tanto que casi sentí una explosión interna. Ni siquiera me viste, fue lo mejor. No podía quitarte la mirada de encima, y te veías TAN HERMOSO. Ahora yo estoy más alto que tu, tengo menos de lo poco de lo que te enamoró encima y no vivo con los prejuicios de la gente ordinaria. Las cosas están bien en la forma que están.
Recordé que ya se cumplió un año que nos conocimos, mi madre estaba perdida en la ciudad y yo te di diez minutos para cruzarla y llegar a mi casa. No se como lo lograste, y así nos conocimos… me miraste y quedamos prendados el uno del otro… me pediste un beso y te contesté que si eras tan hombrecito me lo robaras, solo cerraste los ojos y esperaste encontrarme en la media luz de la calle, ahora las cosas han cambiado, en ese entonces mi primer impulso fue voltear la cara y no permitir que me besaras, aunque muchas noches después me medio moría por probar otro de tus dulces besos. Te fuiste, prometiendo vernos en dos semanas. Fueron las dos semanas más largas de mi vida. Todo se volvió lineal en ese tiempo y así no me gustaba esperar, aunque no tenía otra opción para divertirme. La universidad para ese entonces planeó los cursos propedéuticos más acertados en mucho tiempo: me darían oportunidad de verte y estar alejado de mis pensamientos un rato.
La primera semana la pasé entre ir a la facultad y platicar con mi mejor amigo que me acompañaba en el viaje, enfermé del peor resfriado que recuerde en mucho tiempo y no me importaba en lo más mínimo si el sol salía por el occidente o el oriente, esperarte lo valía todo… el fin de semana tuve que irme, mi resfrío se convirtió en neumonía y mi cuerpo no daba para más. Ese sábado me dormí con una sonrisa y la esperanza de volver a verte al día siguiente…
Después de eso todo pasó muy rápido, mis labios y tu piel se convertían en un mismo ser en tus horas libres del tecnológico… el miércoles, los dos, en la peor demostración de orgullo que tal vez tenga en toda mi vida, nos dejamos de ver, sin despedirnos, excepto por mi, que salí a buscarte descalzo y sin nada más que mis interiores negros de los que tanto te gustaba despojarme, me despedí con una mirada triste…
Las cosas están bien en la forma en la forma en que están… tu ni siquiera me viste, pero de mi tuviste la mirada más cálida que se le puede dar a quien durante mucho tiempo te ha robado el sueño.
Las cosas están bien en la forma que están… sigo fumando y durmiendo hasta tarde, andando descalzo por toda la casa y diciendo todas las malas palabras que me sé. Lo mejor de verte, a vuelta de un año, fue el darme cuenta de que tengo que darme la oportunidad de querer, de sentir, de hablar, de escuchar, de actuar, de amar… porque la que tuve contigo la perdimos hace mucho tiempo, aunque digas que no es cierto y que no crees en el amor… te sorprendí mirándome por el retrovisor.
Las cosas están bien en la forma que están... Estaba ahí, en la fila de las cuatro cajas abiertas a las cuatro y quince de la tarde, a mi no me importaba pagar el agua de verdad… pero algo me hizo ir… el cajero estaba atorado y yo sin cambio tuve que esperar, te volteaste y ni siquiera te diste cuenta de lo cerca que estuvimos. Te ves muy delgado, yo lo sigo estando. Tu expresión de inocencia no ha cambiado y juro que mi corazón latió muy fuerte en ese momento, tanto que casi sentí una explosión interna. Ni siquiera me viste, fue lo mejor. No podía quitarte la mirada de encima, y te veías TAN HERMOSO. Ahora yo estoy más alto que tu, tengo menos de lo poco de lo que te enamoró encima y no vivo con los prejuicios de la gente ordinaria. Las cosas están bien en la forma que están.
Recordé que ya se cumplió un año que nos conocimos, mi madre estaba perdida en la ciudad y yo te di diez minutos para cruzarla y llegar a mi casa. No se como lo lograste, y así nos conocimos… me miraste y quedamos prendados el uno del otro… me pediste un beso y te contesté que si eras tan hombrecito me lo robaras, solo cerraste los ojos y esperaste encontrarme en la media luz de la calle, ahora las cosas han cambiado, en ese entonces mi primer impulso fue voltear la cara y no permitir que me besaras, aunque muchas noches después me medio moría por probar otro de tus dulces besos. Te fuiste, prometiendo vernos en dos semanas. Fueron las dos semanas más largas de mi vida. Todo se volvió lineal en ese tiempo y así no me gustaba esperar, aunque no tenía otra opción para divertirme. La universidad para ese entonces planeó los cursos propedéuticos más acertados en mucho tiempo: me darían oportunidad de verte y estar alejado de mis pensamientos un rato.
La primera semana la pasé entre ir a la facultad y platicar con mi mejor amigo que me acompañaba en el viaje, enfermé del peor resfriado que recuerde en mucho tiempo y no me importaba en lo más mínimo si el sol salía por el occidente o el oriente, esperarte lo valía todo… el fin de semana tuve que irme, mi resfrío se convirtió en neumonía y mi cuerpo no daba para más. Ese sábado me dormí con una sonrisa y la esperanza de volver a verte al día siguiente…
Después de eso todo pasó muy rápido, mis labios y tu piel se convertían en un mismo ser en tus horas libres del tecnológico… el miércoles, los dos, en la peor demostración de orgullo que tal vez tenga en toda mi vida, nos dejamos de ver, sin despedirnos, excepto por mi, que salí a buscarte descalzo y sin nada más que mis interiores negros de los que tanto te gustaba despojarme, me despedí con una mirada triste…
Las cosas están bien en la forma en la forma en que están… tu ni siquiera me viste, pero de mi tuviste la mirada más cálida que se le puede dar a quien durante mucho tiempo te ha robado el sueño.
Las cosas están bien en la forma que están… sigo fumando y durmiendo hasta tarde, andando descalzo por toda la casa y diciendo todas las malas palabras que me sé. Lo mejor de verte, a vuelta de un año, fue el darme cuenta de que tengo que darme la oportunidad de querer, de sentir, de hablar, de escuchar, de actuar, de amar… porque la que tuve contigo la perdimos hace mucho tiempo, aunque digas que no es cierto y que no crees en el amor… te sorprendí mirándome por el retrovisor.
10 Comments:
...sin palabras... neto... es... es... no sé... pero moviste muchas cosas...
Ahhh
Ahora si entendi completamente todo, cada frase, cada palabra y fue tan genial, tan profundo...
Ay, señor...
siempre hay un trauma a quién visitar...
wow
es genial
saludos
Leo
Una mirada... una mirada puede decir tanto, ¡puede decir TODO!
buen post...
Las cosas están bien en la forma en la forma en que están...
saludos
si se la rifo je
a la mierda...A CHINGAR A SU MADRE...
LAS MIRADAS NO MATAN...ESO LO PROVOCA TU DEBIL MENTE ANTE EL NATURAL INSTINTO DE SUICIDARTE...DEJATE DE CHINGADERAS SOCIALES Y SEJATE SEDUCIR...LA MUERTE NOS SIENTA BIEN...
YA TENGO FLOG...
http://www.fotolog.com/queeroutpunk/
woow.
un placer leerte como siempre, para ser tan joven tienes mucha historia heeee
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