I'll never be the same
Tiempo de reencontrarme a mi mismo. De nuevo, entre tanto alboroto, me he perdido, dejando de lado mis principios y mis ideas. El dolor se volvió cotidiano, sentirse tan solo y vacío empezó a ser adictivo, las heridas físicas no importan, sanarán con el tiempo, pero el dolor no se olvida tan fácil, y menos cuando decidí utilizarlo como justificación para mis actos de amor. Amor por mi mismo, amor por el prójimo, amor ocasional por cualquier desconocido que pasaba por mi cama en este periodo de transición, tratando de borrarme de la piel las caricias de aquel romance imperfecto que no supo defenderse en la adversidad. Si alguien me pregunta, en este momento de mi vida tengo el conocimiento suficiente para enfrentarme a mis demonios; lo he estado haciendo últimamente y, contrario a todo lo esperado, a la falta de confianza en mi mismo, he logrado vencerlos. Yo soy aquel que creía estar roto, en medio de ninguna parte, dirigiéndome a ningún lugar. El que pensaba que todos lastimaban, y al que no le quedan muchas ganas de saber el resto de la historia… por el momento.